CULTURA

Soy fotógrafo

Cuando el sábado 2 de abril se corrió la The North Face Endurance Challenge en La Cumbrecita, la tormenta no se movió ni un metro de lo que había anticipado el pronóstico. La organización estaba preocupada por dar la seguridad adecuada, y los corredores estaban preocupados por… bueno… qué se iban a poner, cómo se protegerían de la lluvia y demás. Una historia completamente diferente vivía Federico Cabello, el fotógrafo.

La historia de la fotografía de carreras de aventura debería empezar a escribirse con un nombre fundacional: Leonardo Faccio, un genuino fotoperiodista, ya que es periodista y fotógrafo. A fines de los ’90, cuando Sebastián Tagle organizaba las primeras carreras de aventura (Raíd Aventura se llamaban), Leo iba a cubrirlas para la revista Aventura. El eterno Vasco Barnetche con Al Borde es otro pionero. Pero ya empezando el año 2000, llegó Marcelo Tucuna, que durante más de quince años fue contratado para cubrir cuanta carrera se hubiera organizado. Al principio, con cámara de película (y eso merecería un capítulo aparte), y luego, con digital. Creo que el escenario cambia drásticamente pasado el año 2011, con la explosión de las carreras y las redes sociales. Como sea, tanto antes como ahora, el trabajo del fotógrafo en las carreras (por supuesto, me refiero al profesional, que entiende la responsabilidad del caso) es un universo aparte. Si sos corredor, muy probablemente ni te enteres de lo que hizo el fotógrafo para llegar al medio de la montaña y tomarte esa hermosa imagen que después compartirás en tus redes. Por eso, hoy te traemos las impresiones y las fotos de Federico Cabello, responsable del registro de fotos de la última Endurance Challenge en La Cumbrecita, Córdoba.

Federico Cabello: soy fotógrafo

«Fue una carrera en la que, desde la previa, se vivió mucha incertidumbre. En Villa General Belgrano se hacía la acreditación y, ya desde ese momento, la lluvia no aflojaba. El murmullo era acerca de qué iba a pasar. Todos preguntaban y nadie tenía una respuesta. Se vivió el minuto a minuto. De mi parte, junto al team fotográfico, preparamos los equipos para protegerlos y no dañarlos.

Federico Cabello, esperando corredores en La Cumbrecita.

A la madrugada del domingo, cerca de las cuatro de la mañana, partimos hacia La Cumbrecita sin saber qué iba a pasar. Apenas llegamos, nos enteramos de que la carrera de 80 kilómetros se reduciría a 50 y que se largaría a la 8.00 y no las 7.00, como estaba previsto. Éramos un grupo de ocho fotógrafos y, por cuestiones climáticas, sólo dos de nosotros podría subir a la montaña. Con lo cual, podría llevar solamente a uno conmigo. Decidimos sortear a la suerte con una moneda cara o sol. Salió el sol. Así que Ariel y yo nos fuimos para arriba a esperar. Aún era de noche y la neblina no nos dejaba ver nada. Cerca de las 7.00 empezaba aclarar; el cielo seguía tapado y, de repente, una brisa empezó a soplar. La neblina me regalaba un amanecer soñado.

Pasadas las 8.30 empezaron a llegar los primeros corredores. Ese es el instante en el que empiezo a sentir un cosquilleo… como cuando estás enamorado.»

El primer disparo lo vivo a flor de piel; después, la marea me mete en la carrera y me transformo en zapatillas. Un rato más tarde, el cielo volvió a taparse y se vino una fuerte tormenta: empezó a llover a baldes y así fue durante el resto de la jornada. De a ratos paraba y volvía a llover. La ropa y el equipo me decían “basta”, pero la pasión me hizo seguir adelante. Corrí mucho a la par de los corredores, buscando adelantarme para hacer una mejor toma. Los pasaba y me pasaban. Así fue durante toda la carrera.»

Parte del trabajo de Federico lo compartimos en esta nota (echale una mirada a la galería que subimos a nuestra home), pero podés ver todo el registro desde su portal de Facebook (click aquí).


 

Estar en el momento y lugar indicados, y saber la técnica precisa. Se alcanza a ver la carpa de uno de los puestos de control

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