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Un tigre, una Muratore y un Mensú

Un yaguareté, un río y una mujer cruzaron el cielo de mis neuronas. Fue un instante, como el amor. Pero esa fugacidad iluminó el firmamento de mis emociones. Primero pensé que había una conexión clarísima, pero cuando quise explicarlo, no me salió. Así es que volví a ver la película, a leer el libro y a escuchar el disco.


Escribe Guille Gallishaw

Yaguareté, la última frontera es un documental de 2014 que cuenta el estado de la población de jaguares en nuestro país. El resultado es desalentador. Pero lo cierto es que la película tiene una narrativa y una base periodística difícil de encontrar en los documentales de Naturaleza. Cuenta sobre el trabajo de campo de investigadoras e investigadores, pero también narra sobre los ecosistemas y sus valores culturales y ambientales. Mirándolo en perspectiva, casi diez años después de su estreno, esta peli marcó una nueva forma de hacer documentales de Naturaleza.

En Río de las congojas, Libertad Demitrópulos dice: “El río pasa con su pasar recio y su soñar suave. ¡Válgame el cielo cuando pasa besando la barranca, recio como el hombre que nunca se embravece y masmente si reluce en el verdeo espumoso del camalotal!”. Es una novela histórica sobre la expedición en la que Juan de Garay buscará refundar Buenos Aires. Su protagonista es María Muratore, una mestiza y amante de Garay, mujer de nadie y joven, morena sin compromisos como que no conocía padre más que la madre que la concibió. Demitrópulos empezó escribiendo poesía, y Río de las congojas por momentos parece un poema de una belleza cítrica o agridulce. Dice Ricardo Piglia que este texto revisa las tradiciones y las leyendas de nuestra ficción del origen.



Cosechero, de Ramón Ayala, es un disco grabado en 2013 que repasa algunos de los clásicos del músico misionero. Si vas a viajar a Misiones a ver las Cataratas, por ejemplo, escuchar a Ayala te completa el cuadro. A veces le doy play a sus canciones un domingo a la mañana, mientras preparo el mate y pongo pan a tostar. Entré al universo de El Mensú (así lo llaman, así se hace llamar) por Ceci, y canciones como el clásico Posadeña linda me generan eso que pocas cosas en el mundo pueden hacer: viajar sin viajar. Entre los yaguaretés misioneros con Guacurarí como emblema, pasando por los paisajes de Demitrópulos hasta las melodías de Ayala, sentí una conexión inmediata. Después lo analicé un poco y me di cuenta de que había algo de arbitrariedad. Pero me gusta. La arbitrariedad para algunas cosas, y las conexiones para todo lo demás.



 

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