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Deberías conocer Resistencia

Sus bulevares, sus arboledas, sus esculturas, su entorno verde, su gastronomía, su vibración, sus atardeceres. La capital de Chaco es sorprendente: conocimos sus raíces culturales, caminamos por una reserva natural selvática, anduvimos a caballo y probamos una gastronomía bien litoraleña y exquisita. Vení, leé nuestro relato de viaje y date la oportunidad de conocer Resistencia.


Escribe Guillermo Gallishaw 📝. Saca fotos Diego Méndez Chiesa y GG 📷

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Estar en la ruta yendo a un lugar me genera siempre una sensación de placer, casi diría de libertad. Pero también se me despierta la ansiedad por el primer mate: antes de salir ya pienso en qué momento del viaje lo tomaremos. Esta vez fue rápido: apenas a media hora de estar en la autopista. Salimos por Panamericana, cruzamos el puente Zárate Brazo Largo y nos entregamos de lleno a la ruta Nacional 14, que ya es doble mano en toda la provincia de Entre Ríos y una parte de Corrientes. Dos cosas a tener en cuenta: hay cámaras de fotomulta por todos lados, así que, más que nunca, respetá las velocidades permitidas. Otra: es muy entretenido ver los carteles de promoción de los puestos ruteros que venden desde quesos y fiambres, hasta naranjas y frutillas.

Esa sensación de libertad que me genera la ruta, a nosotros nos envolvió cuando se hizo de noche y empezamos a escuchar música… y a cantar-gritar.

Este viaje es desde Buenos Aires a Resistencia, la capital de Chaco. Para mí era una cuenta pendiente porque siempre fue una ciudad que me intrigó. Tiene avenidas con bulevares, casas señoriales, árboles por doquier y más de 600 esculturas emplazadas en sus calles. Nosotros paramos en un hotel ubicado justo frente a la plaza principal, con habitaciones confortables, medialunas riquísimas pero con un café que no alcanzó para satisfacer nuestras expectativas.

Selva en galería

Lo primero que hicimos fue ir a la reserva natural Los Chaguares, que la recorrimos con uno de sus guías, Nehuén Contreras (lo podés ver en la foto que abre esta nota). “La reserva es pequeña y, en ese sentido, no podríamos decir que tiene una gran influencia en la conservación, ya que apenas tiene 20 hectáreas. Pero hace muchísimo a nivel educativo y de ejemplo”, me dice Nehuén. El área protegida es privada y está en Colonia Benítez, a 20 kilómetros de Resistencia.

Tanto Resistencia como Colonia Benítez son ciudades anfibias, porque están emplazadas en el delta de inundación de uno de los ríos más importantes del mundo, que es el Paraná, y la reserva propiamente dicha está a orillas del riacho Tragadero. Y, como pueden ver, estamos en el medio de un monte de ribera, con gran presencia de selva en galería.”

Los Chaguares es una reserva privada con seis años de vida, en la que se hacen caminatas por senderos bien marcados, siempre con la compañía de un guía, fundamental para entender e interpretar esta porción tan dinámica del Chaco Húmedo. El chaguar fue y es una planta (Bromelia serra) muy utilizada por los pueblos originarios para la confección de productos textiles, y Nehuén nos habla con pasión de sus características. Pero lo que más me llama la atención es que nos hace reflexionar sobre algo que pasa en la selva: “Hay muchas cosas que están sucediendo ahora en la selva que nosotros no podemos captar porque no tenemos una completa noción del paso del tiempo. Por ejemplo, la forma en que las uñas de gato, que es esta planta que les muestro acá, trepan por los árboles. Si hiciéramos un timelapse, podríamos ver cómo avanza día a día. Pero acá, mirándola, no lo notamos”.

Riacho Tragadero en la Reserva Los Chaguares


De caminar y andar a caballo

Lo que dice Nehuén tiene sentido: el ecosistema que se genera en torno al río Paraná y su delta en este rincón del Chaco Húmedo es dinámico, diverso y bien verde. Después de haber visitado Los Chaguares, nos fuimos hacia el Este, cerca del límite con Corrientes, para hacer una cabalgata por un campo que aún conserva bosque de palmeras Yatay. El lugar se llama, casualmente, Campo de Caballos y empezó medio de casualidad, cuando un grupo de amigos se juntaba para montar, siempre motivados por la pasión por los caballos. “Hoy, nuestra propuesta es que las familias se conecten con el caballo y que puedan experimentar los beneficios que deja esa relación”, explica José, uno de los responsables del emprendimiento. Tienen una fundación de equinoterapia en la que trabajan con personas con capacidades diferentes. Es una zona de esteros muy amplios que llegan hasta el riacho Tragadero que, luego, desemboca en el Paraná.

Mi caballo se llama Diputado y es manso. En realidad, me parece que todos son mansos, y la cabalgata es súper tranquila.

Cuando volvemos, me encuentro con una domadora que me invita a un corral. Allí hay un caballo que ella está domando y me explica la paciencia que se debe tener y la necesidad de ser empático con el caballo. Y yo pienso: «bueno, deberíamos ser empáticos entre nosotros, los humanos«.

Los paseos de Campo de Caballos tienen unos atardeceres furiosos


Museo al aire libre

Resistencia es la Capital Nacional de las Esculturas. Es una locura ir caminando por la calle y ver obras de arte en una esquina, en una plaza, en un boulevard. La ciudad avanza en su vida diaria ¡rodeada de esculturas! Hay más de 600 y la razón es que aquí se hace, desde 1988, un concurso de escultores que, con el tiempo, se convirtió en la actual Bienal Internacional de Esculturas, de la que participan artistas de diferentes partes del mundo. Durante la Bienal, los escultores hacen sus obras en materiales no perecederos y, luego, esas esculturas son emplazadas en distintos lugares de la ciudad. Y caminar por acá es realmente intenso, emocionante.

El escultor Rafael Chein TAK, en unn sector del Museo de las Esculturas Urbanas del Mundo


El Fogón de los Arrieros

Quiero entender el origen de todo esto, y me cuentan que en la década del cuarenta, los hermanos rosarinos Aldo y Efraín Boglietti se instalaron en Resistencia por negocios. La cuestión es que ambos tenían una afinidad especial por el arte y, pronto, su casa empezó a ser frecuentada por escritores, escultores, pintores, músicos… Al principio, eran sólo artistas locales pero, a medida que fue pasando el tiempo, otros que andaban de paso por Resistencia se unían a las tertulias y todos dejaban algo de su producción: una escultura, un cuadro, una poesía. Y la idea de instalar esas obras en distintos lugares de la ciudad fue, justamente, de los Boglietti, una costumbre que después continuó la Fundación Urunday. ¿Por qué el Fogón de los Arrieros? Resulta que Juan de Dios Mena, un escultor que trabajaba la madera, comparó lo que pasaba en la casa de los Boglietti con la dinámica que se daba en los fogones que hacían los arrieros, cuando acampaban a pasar las noches en medio del campo. Todo ese espíritu les aseguro que se percibe en cada esquina de Resistencia. Por supuesto, hay que andar con los sentidos abiertos, despiertos.

¡A comer!

Pasamos insuficientes 24 horas en Resistencia Y digo «insuficientes» porque claramente es una ciudad para tomarse unos tres días o más para conocerla y disfrutarla. En ese tiempo, fuimos a dos restoranes: almuerzo y cena. Para el mediodía caímos en Almacén Gourmet y yo me pedí un pacú al jugo de naranja y limón. Venía con una guarnición de cebollas moradas agridulces y mandioca frita. Confieso que me vuelven loco los sabores del litoral, y este plato no fue la excepción. La carta es variada, así que si no te gusta el pescado, tenés de todo para elegir; y si todos los platos los hacen como el pacú que me pedí yo, deben de ser una delicia.

A la noche fuimos a un restorán que nos habían recomendado: Mora. “Te espera el dueño”, me dijo un amigo. Y cuando llegamos, ahí estaba Mariano Menéndez. De los platos (probamos varios) sólo diré que me gustó la propuesta (combinaciones diferentes de sabores); todo estaba muy rico. Pero me parece que lo más destacado es que Mora es la inspiración del mismo Mariano: las ganas de llevar adelante un proyecto como este se perciben en el ambiente y en cada plato.

Nos fuimos a dormir sabiendo que, al otro día, el café del hotel nos iba a pegar una cachetada, pero que recibiríamos una caricia con esas riquísimas medialunas. Después, nos esperaba un intenso viaje al nuevo Parque Nacional El Impenetrable. ✪



Guía de servicios 🍲 ✈️⛺️

Cómo llegar. En avión de Buenos Aires a Resistencia, Aerolíneas Argentinas tiene una tarifa de $3700 (septiembre 2017) y el vuelo es de una hora y media. En micro desde Retiro, un coche cama de FlechaBus cuesta $1380 por tramo y tarda algo más de 2 horas (servicio Ejecutivo).

Nosotros fuimos en Jeep por la RN14, luego desviamos a Mercedes y Corrientes, y cruzamos a Resistencia. Fueron 970 kilómetros que hicimos en algo más de 10 horas (siempre a velocidades permitidas). El tramo entre Curuzú Cuatiá y Mercedes está, como hace muchos años, en pésimo estado. Diría: en peligroso estado. El resto, impecable.

Dónde dormir. Resistencia tiene múltiples alternativas. Nosotros paramos en uno frente a la plaza. Es el Niyat Urban Hotel, con habitaciones confortables y buen servicio general. La habitación doble común cuesta $1190 con desayuno.

Qué hacer. Reserva Natural Los Chaguares: está en Colonia Benítez, a 20 kilómetros de Resistencia. Tiene un centro de interpretación y varios senderos para recorrer con guía. El paisaje es de selva en galería. Bellísimo. + info en http://www.reservaloschaguares.com.ar/

Cabalgatas en Campo de Caballos: excelente opción para hacer en familia. Los caballos son mansos y José, el director del proyecto, te lleva por hermosos paisajes rodeados de palmeras. Al final, te convidan con mates y tortas fritas. + info en http://campodecaballosrci.wixsite.com/chaco

El Fogón de los Arrieros: imperdible visita. Es el lugar creado por los hermanos Boglietti en la década del ’40 y que marcó a la ciudad social y culturalmente. Está en calle Brown 350. + info en http://fogondelosarrieros.com.ar/

MusEUM: Museo de las Esculturas Urbanas del Mundo. Sí, existe eso y está en Resistencia. Un predio enorme y plagado de esculturas de artistas de distintos países del mundo. Es el sitio en el que, cada dos años, se lleva a cabo la Bienal de Chaco. Y es de lo mejor para visitar en esta sorprendente ciudad. + info en http://www.fundacionurunday.org/

Dónde comer. Nosotros pasamos 24 horas en Resistencia y tuvimos un almuerzo y una cena. Al mediodía comimos en Almacén Gourmet (en la esquina de Pellegrini y Ayacucho), donde comí un pacú al limón y a la naranja únicos. Y a la noche degustamos distintos platos (exquisitos todos) en Mora, que está en Necochea 40. Un dato: trabajan con productos de estación, y modifican su carta cada cuatro meses en función de eso.

+Info: Instituto de Turismo de Chaco


Pacú al limón y la naranja, en Almacén Gourmet



 

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