GUÍAS DE VIAJE

Imaginate un súper viaje a los Esteros

Para organizar un viaje a los Esteros del Iberá deberías tener en cuenta algunas cosas: llevar repelente de insectos, prismáticos, gorro con cubrenuca, podés ir en avión a Posadas y de ahí a los esteros; tenés súper hoteles, hoteles comunes y campings; vas a ver mucha fauna y te recomiendo que vayas con los sentidos abiertos.


Escribe  y saca fotos Guillermo Gallishaw ✏️📷


Por si no lo sabías, se trata de un gran humedal (13.000 km2, el 14,6% de la superficie de la provincia), con lagunas, embalsados, monte y mucha fauna. Hasta hace poco, el único lugar abierto al turismo era Colonia Carlos Pellegrini, un pueblito a la vera de la laguna Iberá, con varias posadas y guías locales. Pero la única forma de llegar allí desde Buenos Aires es por tierra: asfalto hasta Marcedes y luego por camino de ripio a Pellegrini (12 horas, a velocidades permitidas). Hoy existe la posibilidad de tomar un vuelo a Posadas y luego un transfer de 30 minutos a Ituzaingó, con lo cual, en poco más de tres horas estarías en medio de los esteros.

Desde Ituzaingó hacia el Sur, la ruta 118 conecta con pueblitos como Loreto, San Miguel y Concepción. Actualmente, todos tienen propuestas para conocer los esteros y, de hecho, son los portales del futuro Parque Nacional Iberá (actualmente, tierras de Conservation Land Trust).

Ituzaingó: Puerto Valle

Nuestro viaje empezó en Puerto Valle (www.puertovalle.com.ar), uno de esos hoteles únicos, súper confortables y con una gastronomía de platos típicos de la zona. Es de esos lugares a los que querés llegar después de haber estado varios días remando en medio de la nada.

Uno de sus guías, Hernán, nos llevó a la laguna Valle. Desde un muelle rodeado de juncos, Hernán salió por el pequeño canal con la ayuda de un botador, como lo hacen los pobladores de la zona. Luego navegamos la laguna despacio y con los prismáticos a mano: vimos al majestuoso jabirú, la deslumbrante cigüeña americana, al esquivo yetapá de collar y hasta un lobito de río. Todo el paseo dura unas tres horas, con una parada en un muelle flotante, donde Hernán nos convidó con mate y algunas delicias.


Cigüeña americana en laguna Valle.

Exploración del nuevo Parque Nacional Iberá

De los seis portales que tendrá el nuevo Parque Nacional, en este viaje nosotros entramos por tres de ellos: Cambyretá (cerca de Ituzaingó), San Nicolás (San Miguel) y Carambola (ciudad de Concepción).

Cambyretá

Llegar desde Puerto Valle (Ituzaingó) hasta el camping Monterrey fue difícil: la primera parte del camino es de arena suelta y es común que pasen camiones madereros (hay campos de explotación forestal); cuando eso sucede, la huella se pone difícil. No voy a pecar de modesto, así que lo digo así: nosotros fuimos en un Jeep Renegade, nos quedamos un par de veces pero lo sacamos sin ayuda extra.

Nuestra visita fue para principios de octubre de 2016, y el camping aún no estaba habilitado para pasar la noche. Así y todo, caminamos la zona del portal Cambyretá junto a Edith (de CLT) y conocimos a Noelia, quien está a cargo del proyecto de reintroducción del guacamayo rojo. El lugar es salvaje y está bien adentro de los esteros, y aunque el camping no tiene servicios (tenés que llevarte comida), vale la pena darse unos días para descubrirlo. Lo mejor: los cielos y ruidos de la noche.

Edith (de CLT) y Noelia (del Proyecto de Reintroducción del guacamayo rojo. En Cambyretá.

Edith (de CLT) y Noelia (del Proyecto de Reintroducción del guacamayo rojo. En Cambyretá.

San Nicolás

Es el mejor lugar para observar fauna silvestre en la zona Oeste de los Esteros del Iberá. Así lo dicen desde CLT y nosotros lo comprobamos.

Primero pasamos por San Miguel, un pueblo con identidad bien correntina. La estación de servicios de la entrada se llama La Indígena y allí nos tomamos un café con leche con pastafrola: es casera y es única. Aquí, varios pobladores ya están trabajando en turismo. Por ejemplo, Nelson Aguirre es artesano y también prepara unas viandas completas y muy ricas para los viajeros que pasan el día en los esteros. Ese fue nuestro caso, que nos llevamos la vianda y partimos a San Nicolás.

La entrada es similar a la de Cambyretá, aunque el camino está en mejor estado. El camping está bien preparado para recibir viajeros (no hay proveeduría, pero sí hay baños, muy limpios y prolijos). Desde allí, los paseos en lancha te dejan ver el espectáculo habitual de aves y al mismísimo ciervo de los pantanos.

 Carambola

Seguimos viaje hacia el Sur y llegamos a Concepción. Allí, una asociación de guías ofrece paseos en lancha, también con avistajes de fauna. Como nosotros ya lo habíamos hecho, preferimos ir con la propuesta de Roberto López, un poblador de los esteros. De hecho, vive allí con su familia. Roberto nos llevó hasta su casa en una canoa que él mismo la tiraba desde un caballo. “Así es como nosotros trasladamos a nuestra familia”, nos decía. Es de lo más genuino que vimos. Y es aquí donde se completa la propuesta del turismo sustentable impulsada por CLT: un gaucho que antes vivía de lo que cazaba para comer o para sacar cuero y venderlo, que desde CLT lo formaron para recibir viajeros y que hoy puede vivir de eso (de hecho, nosotros le pagamos a él, directamente, sin intermediarios). Ese día vimos un atardecer de ensueño, arriba de la canoa, en lo más genuino de los Esteros del Iberá. ✪



Quizás te interese

Comentarios cerrados