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«Estamos vivos de casualidad»

Eso dice Santiago Maiese, el Director del Observatorio de San Miguel. El predio fue inaugurado en 1935, alcanzó su esplendor en la década del ’70 y luego quedó en el abandono absoluto. Hoy, el lugar fue recuperado y planean que se convierta en el primer bio parque astronómico del mundo. Está a 40 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y ya es posible visitarlo.


Escribe y saca fotos Guille Gallishaw

Para empezar esta nota quiero irme a 1992. ¿Por qué taaaan lejos? Pues porque en ese año escuché hablar por primera vez del Observatorio de San Miguel. Entre paréntesis, me crié en esta ciudad del conurbano bonaerense. La cuestión es que repetí segundo año del secundario y me cambiaron de colegio. Y en aquella nueva escuela teníamos a un profe de física que no me acuerdo si era copado o no. En mi memoria quedó un solo registro: era el Director del Observatorio de San Miguel. Su nombre era Hipólito Falcoz y hoy, googleando su nombre, encuentro que fue un tipo súper respetado en ciencia astronómica. Pero el punto es que yo no sabía bien qué era un observatorio, pero me llamaba la atención. Pasaron los años y ya de más grande quise ir a visitarlo, pero no encontré a nadie que me dijera exactamente dónde estaba ni si seguía funcionando. Empecé a pensar que algo raro había alrededor de esta historia. Hasta que hace unos meses di con una publicación en Facebook que mostraba una foto de la Luna sacada desde el… ¡Observatorio de San Miguel! Obviamente, les escribí de inmediato y, al fin, fui a conocerlo. A continuación, mi experiencia.

Llegar no es tan sencillo. Al menos, si no sos de la zona. Está sobre una calle poco transitada, a unas 15 cuadras del centro de la ciudad. Y lo primero que me llamó la atención es que me recibió un policía municipal. «Buenas. ¿A dónde se dirige?». Lo primero que pensé fue: «¿Cómo ‘a dónde’? Además del Observatorio, ¿hay otras cosas acá?» Después me enteré que el predio fue recuperado hace poco por la Municipalidad de San Miguel. Pero, ¿recuperado de qué? La cosa es así: resulta que el Observatorio de San Miguel fue fundado el 12 de diciembre de 1935 por los curas salesianos que estaban a cargo del Colegio Máximo. Por eso, todo el predio está como detrás de ese colegio. Lo primero que veo es un parque enorme, con algunas edificaciones monumentales, claramente de otra época, y en un estado de abandono llamativo. En el centro, una construcción cuadrada y como de tres pisos, con forma de torre y con una cúpula que remata a unos treinta metros del suelo. A un costado veo tres cúpulas más pequeñas; adivino que allí habrá telescopios. 

El que me recibe es Santiago Maiese, quien está hoy a cargo de la recuperación y puesta en valor de este encantador espacio. A poco de conversar con él, me doy cuenta de que es de esas personas que piensan más rápido de lo que hablan. Y eso que habla rápido. Me cuenta eso de que esto fue fundado por los curas salesianos y que, en sus comienzos, se dedicó a la física nuclear, principalmente para estudiar las corrientes eléctricas de la Tierra.



«Con el tiempo, el Observatorio fue creciendo y ya en la década del 70 estaba posicionado como uno de los mejores de Latinoamérica, y entre los cinco más importantes del mundo (en lo que respecta a física solar). En esos tiempos, acá se hacían congresos internacionales, en los que participaban físicos de todo el mundo. De hecho, el lugar tenía un helipuerto, por lo cual, desde Ezeiza traían a los investigadores en helicóptero.»

-Interesante. Además de estudiar al Sol, ¿el lugar tenía otros propósitos?

-Aparte de estudios solares y meteorología, estudiaban la relación del Sol y las manchas solares con el clima en la Tierra. Además, había un área de Geología que, en su momento, descubrieron la presencia de litio en Argentina, en los salares del Norte. También acá se hicieron los primeros satélites artificiales, que luego los haría el INVAP. También se diseñó, en secreto, la cabeza del misil Cóndor ii.

-¿Y después?

Mantener un gigante como este, con el nivel de tecnología que tenía, era muy costoso. En la década del ’90 se recortaron los presupuestos para las Fuerzas Armadas.

-Me perdí ese capítulo…

-Porque, hasta la década del ’70, había dependido del Colegio Máximo, pero la realidad es que no podía mantenerlo. Por eso, fue adquirido por la Fuerza Aérea, con la condición de que no despidieran a ningún trabajador. Pero la realidad es que, con el paso del tiempo, la gente que trabajaba acá se fue jubilando, no se tomó más personal y la Fuerza Aérea, ya sin presupuesto, mucho no podía hacer. Así fue que terminó cerrándose. 

Con Santiago estamos parados en el medio del predio, rodeados de algunos árboles y esas edificaciones extrañas. Siento que un aspecto de la historia argentina se escribió así: inversiones descomunales, proyectos que funcionan por un tiempo y luego son abandonadas y saqueadas. Pienso en la Mina La Mejicana en La Rioja o el antiguo hotel Ventana. Pero volviendo al Observatorio, le pido que me describa qué estamos viendo.

-Hoy podemos ver el Palacio de Justicia, que sería la Nave 1. Luego hay tres Naves más, o pabellones (1, 2 3 y 4), que es donde funcionaba el Departamento de Geología, un sector relacionado con la salud sexual, el de física astronómica y el área en el que se hacían los satélites, más vinculada a la astronomía. El Pabellón más grande es el principal, donde empezó a trabajar el Observatorio. La Torre de Control, con un ascensor y dos aulas. Más allá hay un sector con habitaciones, en las que se hospedaba la gente que venía a trabajar de afuera. Había una suerte de guardería, para las mujeres que venían a trabajar con sus hijos. Esta torre alta es el celostato, únicamente solar, compuesto de tres partes: en la cúpula hay un sistema de espejos que sigue al Sol, y otro que refleja la luz del espejo principal, y la lleva a un tubo de vacío; en la parte del medio, donde se descompone la luz, se analiza qué está emitiendo cada parte visible del sol. También había un radio telescopio, que es una antena parabóloca de unos 5 metros de diámetro, para detectar los radio burst (emisiones del sol en una frecuencia que no es visible para el ojo humano), y eso podía predecir que el sol tenía algún tipo de actividad. Hay cuatro cúpulas más, que se dedicaban a diferentes actividades, todas vinculadas al Sol. Todas tenían telescopios, pero hoy pudimos recuperar uno solo, que está en funcionamiento. Al resto le faltan piezas y hay uno que fue completamente saqueado.



-¿Cómo llegamos al día de hoy? 

-Actualmente se firmó un convenio con ABE, Asociación de Bienes del Estado y ahora pertenece a la Municipalidad de San Miguel. La idea es recuperar el predio, hacer la puesta en valor y utilizarlo para divulgación científica y para invitar a las escuelas para que lo visiten, para que también se use con fines educativos. La idea principal es hacer el primer Bio Parque Astronómico del mundo. Junto con los chicos de la Reserva Ecológica, estamos haciendo plantaciones de nativas, plantas mariposeras, pajareras, por ejemplo para los colibríes, otras que atraen a las abejas, con el objetivo de formar un ecosistema natural. Por eso es que  estamos trabajando con la Secretaría de Educación y con la de Ambiente.

-En las redes sociales vi que hay un perfil que se llama Bella Vista al Cosmos. ¿Qué es?

Bella Vista al Cosmos es una organización en la que hacemos divulgación científica, exclusivamente astronómica y cosmología. Hace ocho años empecé a estudiar física en el profesorado 112 de San Miguel. En esa carrera, a mí y a un grupo de compañeros nos llamó la atención la física astronómica. Le pedimos al Intendente de ese entonces un telescopio para poder mejorar nuestros estudios astronómicos.

A raíz de eso, empezamos a juntar gente en las Star Partys, que a la primera  vinieron más de 200 personas. Ahí nos dimos cuenta de que a mucha gente le interesaba. De hecho, en 2019, en la Reserva Ecológica de San Miguel hicimos un encuentro al que vinieron 1700 personas. Era obvio que a la gente le interesaba, y a nosotros nos gusta divulgar. Creo que, por ejemplo, hay quienes no conocieron a sus padres y quieren saber quiénes son, de dónde vienen. Bueno, como dijo Carl Sagan, somos polvo de estrellas, que eso es así. Por eso, nosotros también queremos saber de dónde venimos. Pienso que la curiosidad por la astronomía viene desde ahí. Cómo funciona el Universo que nos rodea, de dónde venimos.

-¿Qué imaginás de este lugar en un futuro cercano?

-Me imagino este lugar lleno de gente de lunes a lunes, que vengan a pasear, a percibir la Naturaleza, a ver una puesta de Sol, que acá son preciosas, ver cómo cambian los colores en el cielo, que vean cómo funciona un observatorio.Tener un aula a cielo abierto. Acá podés trabajar desde las matemáticas hasta la filosofía. 

-¿Qué es lo que más te llama la atención del Sol?

-Que gracias al Sol, existe la vida en la Tierra, tal cual la conocemos. y no es sólo el Sol, sino también la distancia a la que estamos de él. O sea, estamos vivos de casualidad. Es que se tienen que dar más de 20 variables diferentes y todas juntas para que se desarrolle la vida en la Tierra. ✪



 

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