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Una muestra a cielo abierto

Una muestra a cielo abierto o, también, «a corazón abierto. El fotógrafo Nico Preci decidió exponer sus retratos de pobladores y pobladoras locales, en las mismas calles donde ellos nacieron, se criaron y viven. Esto sucede en Cachi, en un pueblo del valle Diaguita Calchaquí, ubicado en el noroeste de Salta. Esta es su historia.


Escribe Guille Gallishaw. Las fotos son de, obviamente, Nico Preci

Exponer fotos en una muestra abierta al público. Es un deseo de la mayoría de los fotógrafos. Al menos, es mi caso y el de las fotógrafas y los fotógrafos que conozco. Imprimir fotos en la mejor calidad posible, enmarcarlas, buscar un lugar adecuado, colgar las fotos, invitar gente (“ojalá se llene la sala”)…

Una tarde de verano en Cachi, estábamos sentados en un patio público de adoquines mirando el pre festival folklórico del pueblo. Una súper fiesta, en la que cantamos con la gente, bailamos chacareras y yo sacaba fotos. En un momento se nos acercó Nico Preci. “Los conozco por las redes. Soy Nico. Soy fotógrafo y vivo acá desde hace unos años.” Desde ese día, con Nico compartimos charlas eternas y descubrimos que tenemos una mirada similar acerca de lo que significa la fotografía.

La cuestión es que Nico se decidió por hacer una muestra de fotos. Quería exponer los retratos que le había hecho a cacheñas y cacheños. Pero no fue por la vía tradicional: no eligió una galería, no las enmarcó, no invitó gente… Decidió imprimirlas tipo afiche, en blanco y negro, e intervenir las calles de Cachi con las fotos. Nada de enmarcar: las pegó con cola adhesiva en las paredes del pueblo. Entonces, uno va caminando por las callecitas y, de repente, en una pared de adobe, ve el retrato de Eufrosina Casimiro.

En los párrafos siguientes, les copio un texto que me pasó Nico acerca de sus retratos y de su muestra. Y les dejo una sugerencia: apoyen a artistas locales como Nico; compren sus fotos; difundan su trabajo. El arte nos une.


Dice Nico

Ubicado en el Valle Calchaquí de la provincia de Salta, Cachi es un pueblo hermoso donde el tiempo parece detenerse. Pero los pueblos los construyen a diario sus vecinos y vecinas. Y, en Cachi, los ejemplos de hospitalidad y amabilidad abundan. Esto es lo que quería dejar plasmado en un reconocimiento.
Así nace “Cacheños”, un proyecto de retratos en blanco y negro con los que busco reconocer y agradecer a quienes construyen la idiosincracia e identidad cultural del pueblo, reflejando en cada retrato la historia, cultura y saberes ancestrales de quienes caracterizan la vida diaria de Cachi.

“Cacheños” incluyó otra instancia: la intervención de las calles con afiches. El reconocimiento debía estar en las paredes, allí donde se puedan ver y reconocer.



Silvia Tolaba. Coplera. Con su caja y música, Silvia acompaña al imponente paisaje que nos rodea.


Santiago López. Artesano y cestero. Trabaja el mimbre con infinita paciencia y delicadeza.


René «Icancho» Moya. Arqueólogo. Trabajó en el Museo Arqueológico de Cachi desde su fundación y conoce los antigales y cerros como pocos.
“Icancho” es uno de esos vecinos que construye la identidad del pueblo y, junto a su familia, organizan cada 1º de agosto la Pachamama. De esta forma, también preservan cultura y tradiciones ancestrales.



Eufrosina Casimiro. Agricultora. «Regrese cuando haya flores en mi jardín». Pasó el tiempo. Volví un año después y Eufrosina tenía flores y a varios de sus nietos corriendo por su casa de Fuerte Alto, en el pueblo de Cachi. Allí tiene sus corrales con cabras y ovejas. Con más de ochenta años, continúa cultivando pimientos, tomates y, por supuesto, cuida de sus flores.
Eufrosina se arregló para el retrato con una hermosa camisa y sombrero. Hicimos la foto y algunos días más tarde, pasé a visitarla con sus fotos. Se emocionó y me abrazó.
De vez en cuando la visito y me asegura que soy uno más de su familia. Una verdadera y profunda caricia para el alma.


Antonio Zuleta. Ufólogo y montañista. El «Flaco» conoce los cerros como pocos. Varias veces hizo cumbre en el Nevado de Cachi, y otras tantas documentó objetos voladores no identificados. Hay que mirar más seguido el cielo. Y de no ver nada de «otros mundos», seguro contemplaremos la inmensidad del cielo calchaquí.


Don Justo Tolaba. Año 2017. Vísperas de año nuevo. Recién me había mudado a Cachi, en la provincia de Salta. Gracias a Gustavo Falco, conocí a Don Justo Tolaba, un pastor y artesano que vive en la Quebrada de las Cuevas, al pie del Nevado de Cachi. Don Justo vive junto a su esposa, Mercedes Casimiro. En su puesto rural tienen ovejas, cabras y llamas. El paisaje que los rodea es de una belleza solitaria e imponente.Durante aquellos días, Don Justo estuvo en todos los detalles, haciéndome sentir como uno más de su familia. Sin dudas, recibir el año nuevo con la familia Tolaba en las altas montañas del Valle Calchaquí fue una experiencia única y enriquecedora que nunca olvidaré.


Hilda Corimayo. Guía. Artesana. Coplera. Y mucho más. Hilda es una especie de guardiana del saber ancestral. Hace caminatas con turistas y cuenta la historia del Valle. Los mates cocidos con tortas fritas en su casa invitan a seguir aprendiendo y sentir sus coplas.


Hilaria Banda de Soruco. Agricultora. La voz de la Pachamama. Junto a ella y su familia compartí una cálida y sentida celebración en honor a la Madre Tierra.


 



 

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